¿Has hecho dieta alguna vez en tu vida? ¿Te has planteado hacerla? ¿Has visto a personas de tu alrededor vivir por y para una dieta? ¿Qué se te viene a la cabeza si te decimos que 1 de cada 5 personas han hecho una o varias dietas durante el último año? ¿Por qué está tan normalizado? ¿De dónde nace esta necesidad de cambiar nuestra alimentación? ¿Lo hacemos de manera respetuosa con nuestros cuerpos?
Si estas preguntas te rondan la cabeza últimamente, tenemos que hablar. Y si nunca te habías planteado todo esto que estamos presentando, definitivamente, tenemos que hablar.
¿Qué es la cultura de la dieta?
Vivimos en una sociedad, y como es lógico, hemos aprendido e incorporado ciertas normas y maneras de comportarnos, comunicarnos y relacionarnos. Tanto de manera externa (con los demás), como interna (con nosotros y nosotras mismas). Pues bien, todo lo que nos rodea también nos afecta, nos enseña y nos modifica las conductas.
La cultura de la dieta es algo de lo que, hasta hace muy poco, nadie hablaba. Es lógico pensar que si a una persona le “sobran” algunos kilos y los quiere perder, debe hacer mucho ejercicio y dieta. O al menos eso es lo que hemos aprendido durante toda nuestra vida.
¿Sobrar kilos? Igual el problema empieza aquí. Como bien sabes, desde Mi Granito de Avena defendemos una vida saludable, ejercicio físico y alimentación para nutrirnos y tener la energía que necesitamos a diario. Pero eso no tiene nada que ver con unos estándares de belleza establecidos ni con caber dentro de un molde
Porque, por si nunca te habías parado a pensar en esto: Puedes ser una persona perfectamente sana sin tener que modificar tu imagen corporal. Igual que puedes ser una persona que encaja a la perfección con los estándares de belleza de nuestros tiempos y, aún así, padecer distintas enfermedades. Nuestra apariencia no determina nuestro estado de salud.
Ahora bien ¿Quién nos ha enseñado que está tan mal pesar 5kg más o menos que la persona que tenemos al lado? La publicidad, las películas y series de televisión, el mundo de la moda, las redes sociales… Todo dentro de un sistema que busca enriquecerse a costa de nuestra baja autoestima. (Pero esto da para otro post)
Peligros de la cultura de la dieta
¿Sabes qué es lo peor de todo esto? Que nadie es inmune a las dietas, ni a la búsqueda constante de un cambio corporal. Vamos ¿Cuántos años tienes? Seguro que ahora mismo ves fotos tuyas de hace 5 o 10 años y piensas: Madre mía ¡qué guapa o guapo estaba con esa edad!. Pero pondría la mano en el fuego afirmando que con esa edad, tampoco te sentías del todo cómodo o cómoda en el que cuerpo que habitabas.
Y en eso consiste la cultura de la dieta, en conseguir que pasen los años y tú siempre encuentres algo que no te gusta, algo que quieras cambiar. Que estés dispuesto o dispuesta a cualquier cosa por conseguirlo, incluso a seguir dietas milagro que, a la larga, acabarán perjudicando (y mucho) a tu metabolismo. ¿Merece la pena? ¿De verdad?
¿Y si ponemos el foco en los más jóvenes? Adolescentes bombardeados con mensajes de adelgazamiento, con imágenes completamente retocadas y poses milímetramente medidas. Adolescentes comparándose con otros cuerpos, buscando esa supuesta perfección, haciendo lo imposible por sentirse guapas y guapos… ¿Sabes ya de lo que hablamos?
En 2021, 400.000 personas en España padecían un TCA (trastorno de la conducta alimentaria). 9 de cada 10 eran mujeres. Y la gran mayoría de estos trastornos se desarrollan entre los 13 y los 20 años. ¿Qué mensaje le estamos lanzando a nuestros jóvenes? ¿En qué momento hemos decidido priorizar la apariencia física por encima de la salud mental?
La prevención es la única vía
Es complicado cambiar de pronto todos nuestros hábitos y creencias. Es muy complicado encontrar la manera de querernos, aceptarnos y cuidarnos (pero de verdad). Pero es necesario.
Si estás leyendo esto es porque estás despertando. Si estás leyendo esto puedes ser parte del cambio. Las niñas y los niños no pueden crecer amando sus cuerpos si ven como sus padres y madres maltratan los suyos constantemente.
Sabemos que es mucho más fácil lanzar este mensaje que llevarlo a la práctica. Sabemos que hay que hacer un ejercicio muy fuerte para conseguir sacarnos de la cabeza todo esto que llevamos aprendiendo e incorporando en nuestro día a día durante tantos años. Sabemos que los complejos existen y que la industria está muy bien montada para no hacerlos desaparecer. Pero tenemos que cuidar de quienes vienen después. No hacerles pasar por lo mismo está en nuestras manos.
Nuestra propuesta
Desde Mi Granito de Avena nos vemos en la obligación de hablar de esto. ¿Por qué? Porque somos una pequeña tienda local en Granada que vende productos de alimentación. Porque sabemos que la comida, en muchas ocasiones, determina cómo, con quién y de qué manera nos relacionamos, y porque no nos gustaría que se convirtiese en un problema para nadie.
Nuestros productos son ecológicos, a granel, nos esforzamos por reducir al máximo el uso de plásticos, así como el desperdicio de alimentos… Todo esto para cuidar del planeta. Pero ¿De qué sirve cuidar nuestra casa si nos estamos destrozando a nosotros mismos?
Creemos que es igual de importante lograr una vida sostenible ambientalmente hablando, como personalmente. Debemos cuidar todo lo que nos rodea y, por supuesto, empezar por nosotros y nosotras mismas.
Y no te estamos hablando de empezar a comer cualquier cosa sin culpa ni remordimiento. Hablamos de llevar una alimentación saludable que no se base en la restricción de alimentos, hablamos de comer para tener energía, para cuidarnos. De tener hábitos saludables desde el amor con nosotros y nosotras mismas y no desde el odio a lo que vemos en el espejo.
Es hora de cambiar las normas. Es hora de empezar a cuidarnos. Pero esta vez, de verdad.
